- Hacerse de rogar.
- Esperar.
- La falta de iniciativa: es lo que más les molesta.
- Hacerse una coleta.
- Hacer tonterias.
- Decorar demasiado.
- Planificar todo.
- Decirle que apague la luz.
- Fingir amor.
- No innovar.
- Poner pegas.
- No innovar.
- Los complejos: el “me siento fea”.
- Hacer comentarios.
- El pudor: él no sabe lo que es eso. Suéltate un poco más.
- Pensar que ciertas cosas no son para ti.
- Querer que te abrace demasiado.
- Negarse, por decreto a todo.
- Calentarle para, al final, no hacer nada.
- Preguntar mucho.
- Agarrarle con fuerza la cabeza.
- No tocarle: a él también le gustan las caricias.
- Demasiada energía.
- El ‘hoy me duele la cabeza’: un clásico. Cambia de excusa.
- Demasiados cojines.
- Quedarse dormida.
- No hacer un esfuerzo.
- Ponerse a recoger todo nada más acabar: podéis hacerlo después.
- Poner una toalla en el sofá.
- Lánzate.
- No decirle cosas bonitas: dicen que “los piropos no se inventaron sólo para las mujeres” y que ellos también tienen “su corazoncito”.
- Creer y decir que todos los hombres son iguales: evita las generalizaciones. No le puedes decir a tu pareja que es como los demás.
- Pensar que siempre quiere.
- No quitarse los calcetines: vale que el invierno es frío, pero es poco atractivo.
- Los pedos.
- Castigar.
- Comparar.
- No estar depilada: no quiere que te rasures para él, pero sí la marca del bikini como mínimo.
- Irse al baño.
- Quitarse el maquillaje “durante un buen rato” antes.
- Tener cosquillas por todas partes: al principio tiene gracia, pero luego desespera.
- No usar lencería nueva: sobretodo si te la regala él.
- No ponerle música.
- No comprar le regalos.
- No sorprenderle.
- No dejarle que te mire.
- No decir lo que te gusta.
- Poner mala cara o quedarse en silencio.
- Querer hablar por hablar.
- Preguntarle qué siente: ya lo sabes.